Por Ezequiel Nova
El puente Francisco del Rosario Sánchez, conocido popularmente como el puente de la 17, atraviesa un estado de deterioro alarmante que ha generado preocupación entre los residentes y transeúntes. Ubicado sobre el río Ozama, este puente conecta el Distrito Nacional con Santo Domingo Este y es vital para el tránsito diario de decenas de miles de vehículos.
El emblemático puente Francisco del Rosario Sánchez, conocido como el "puente de la 17", continúa representando un grave peligro para la vida de quienes lo transitan a diario y de quienes viven en sus alrededores.
Con más de 50 años de uso y sin un mantenimiento adecuado, esta estructura muestra signos alarmantes de deterioro. Las vigas metálicas presentan corrosión avanzada, el pavimento está agrietado y las juntas de expansión producen fuertes ruidos al paso de los vehículos, señal de desgaste estructural.
Vecinos de sectores como Los Guandules y Los Mina han denunciado la caída de fragmentos de concreto y metal, lo cual pone en riesgo no solo a los conductores, sino también a las familias que residen debajo del puente. “Aquí abajo viven niños, ancianos… y cualquier pedazo que caiga puede matarnos”, expresó Juana Castillo, residente de la zona.
A diario, más de 60,000 vehículos cruzan por este puente, incluyendo transporte público y camiones de carga pesada, lo que acelera aún más su deterioro. Ingenieros y defensores del pueblo han solicitado una evaluación urgente de la estructura, advirtiendo que un colapso sería catastrófico.
El Ministerio de Obras Públicas ha anunciado planes de intervención, pero la comunidad exige que se ejecuten de inmediato antes de que ocurra una tragedia.
Condiciones estructurales comprometidas
A través de los años, la falta de mantenimiento ha dejado huella en la estructura del puente. Se observan láminas y vigas corroídas por el óxido, con evidentes fisuras en las uniones soldadas. Además, es común ver plantas vegetales creciendo dentro de la estructura metálica, lo que refleja el abandono al que ha sido sometido
Este puente es un claro ejemplo de cómo la falta de mantenimiento y planificación puede transformar una obra de infraestructura vital en un riesgo latente para la comunidad. Es imperativo que las autoridades actúen con urgencia para rehabilitar esta estructura y garantizar la seguridad de los miles de ciudadanos que dependen de ella a diario.
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