Cuando el sol apenas asoma sobre el asfalto caliente de Herrera, Melany Mejía ya está lista para enfrentar el mundo. Montada en su motor, con el casco firme y el corazón lleno de motivos, esta joven madre de apenas 30 años inicia otro día, uno más entre tantos donde desafía prejuicios, peligros y cansancio.
Conocida como «la motorista de Herrera», Melany se ha ganado el respeto y la admiración de muchos.
En un oficio tradicionalmente dominado por hombres, ella marca la diferencia con valentía, fuerza y dignidad.Lo hace por amor a sus dos hijas, quienes son su mayor impulso y razón de ser.
Bajo el sol abrazador o en medio de la lluvia, Melany no se detiene. Cada kilómetro recorrido es una prueba superada.
Cada cliente atendido, una meta cumplida. Y cada mirada incrédula, una oportunidad para demostrar que los límites solo existen para quienes se dicen “no puedo”.
“No juzgues a nadie”, diría ella. “Cada quien carga su propia cruz”. Y en la suya, Melany no lleva quejas, sino valor.
Desde aquí rendimos homenaje a esta mujer que nos recuerda que el coraje no tiene género, y que el amor de madre es una fuerza que no conoce obstáculos.
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