Por Ezequiel Nova
La presión de la inmediatez, la precariedad laboral y la exposición constante están afectando seriamente la salud mental de los periodistas que trabajan en medios digitales. Entre ansiedad, burnout y falta de apoyo institucional, muchos luchan en silencio.
"Me despierto y lo primero que hago es revisar si hay alguna noticia urgente. No he terminado de tomar el café cuando ya estoy redactando una nota. Vivo con miedo a perderme algo importante". Así describe Valeria*, redactora en un medio digital argentino, su rutina diaria. Como ella, miles de periodistas viven bajo la constante presión de estar informados y producir contenido sin descanso.
La digitalización del periodismo ha traído nuevas oportunidades, pero también desafíos invisibles, entre ellos, una amenaza silenciosa: el deterioro de la salud mental.
El precio de la inmediatez
Los medios digitales operan bajo una lógica de inmediatez y volumen. La velocidad con la que se produce y consume la información obliga a los periodistas a estar permanentemente conectados. Las jornadas laborales son extensas, muchas veces fuera de horario y sin una delimitación clara entre lo profesional y lo personal.
Un informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en 2023 señalaba que el 58% de los periodistas digitales experimentan síntomas de agotamiento mental, y un 35% ha considerado dejar la profesión por motivos de salud emocional.
“Es como si nunca pudieras desconectar”, cuenta Diego Ramos, editor en un portal de noticias en México. “Incluso en tus días libres, si hay una primicia, tienes que cubrirla. La ansiedad se vuelve parte del trabajo”.
Precariedad y multitarea
La mayoría de los periodistas en medios digitales enfrentan condiciones laborales inestables: sueldos bajos, contratos temporales o freelance, falta de cobertura médica y escasos recursos humanos. Esto obliga a muchos a cumplir múltiples roles: redactores, fotógrafos, community managers y editores, todo en uno.
Esta sobrecarga genera un estrés constante. Según un estudio de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), el 40% de los periodistas digitales trabaja más de 10 horas diarias, muchas veces sin compensación.
El estigma del cuidado emocional
A pesar de estos desafíos, hablar de salud mental sigue siendo tabú dentro del gremio. "Si decís que estás quemado, te ven como débil o poco profesional", afirma Laura Sánchez, periodista cultural en España. "Se espera que soportes todo, como si fuera parte del oficio".
Muy pocos medios ofrecen apoyo psicológico a sus trabajadores. Incluso en redacciones grandes, no suele haber protocolos para manejar crisis emocionales, burnout o situaciones traumáticas derivadas de la cobertura (como violencia, desastres o crímenes).
Iniciativas emergentes
Sin embargo, comienzan a surgir espacios de contención y visibilización. En América Latina, colectivos como "Periodistas x el Bienestar" (Colombia), "Red de Periodistas Libres" (México) o "Salud Mental para Medios" (Argentina) promueven talleres, redes de apoyo y campañas para desestigmatizar el autocuidado emocional.
También algunas universidades de periodismo han comenzado a incorporar módulos sobre autocuidado y manejo del estrés en la formación de nuevos comunicadores.
El periodismo es esencial para la democracia, pero quienes lo ejercen también merecen condiciones dignas y saludables. En la era digital, el desafío no solo es combatir la desinformación, sino también proteger la salud de quienes informan.
La urgencia de los clics no puede seguir pesando más que la salud mental de los periodistas.
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