Por Ezequiel Nova
> Un escándalo sin precedentes sacude China y las redes sociales: más de 230 hombres fueron víctimas de un estafador sexual que usó maquillaje, filtros y voz modificada para hacerse pasar por una mujer divorciada.
¿Quién es Sister Hong?
“Sister Hong” (Hermana Roja) es el apodo viral de un hombre de 38 años, identificado como Jiao, que fue arrestado en Nanjing, China, tras descubrirse que fingía ser mujer para atraer a hombres en apps de citas.
Vestía ropa femenina, usaba peluca, maquillaje, filtros de belleza y hasta un modulador de voz para parecer una mujer real.
En su apartamento, Jiao instaló cámaras ocultas y grabó los encuentros sexuales sin consentimiento. Luego, vendía los videos por unos 21 dólares en plataformas privadas.
Las cifras que impactan
237 víctimas confirmadas, aunque algunos medios hablan de más de 1,600.
Más de 200 millones de visualizaciones en redes sociales bajo el hashtag #紅姐.
El truco: ofrecía relaciones gratis, pero pedía “regalos” como frutas, leche o electrodomésticos.
“Solo quería conocerla. Me pidió una caja de mangos y leche fresca. No imaginé que terminaría así”, dijo una de las víctimas en Weibo.
Arresto y proceso judicial
Jiao fue arrestado a principios de julio y enfrenta cargos por:
Producción y difusión de contenido obsceno
Violación a la privacidad
Uso ilegal de imagen personal
Podría enfrentar hasta 10 años de prisión o más, dependiendo del fallo judicial.
¿Y la salud pública?
Ante el miedo de contagios por enfermedades de transmisión sexual, el CDC de Nanjing ofreció pruebas gratuitas a posibles víctimas. No se han confirmado infecciones masivas.
Debate en redes: ¿engaño, delito o transfobia?
Mientras la historia se viraliza en todo el mundo con memes y filtros inspirados en Sister Hong, también hay críticas:
Activistas LGTBQ+ aclaran que Jiao no es una persona trans, sino un hombre cisgénero que usó el travestismo como método de engaño, lo que no debe confundirse ni usarse para estigmatizar.
> “El caso no es sobre identidad de género. Es sobre consentimiento y explotación digital”, opinó el sociólogo digital Lin Weiyang.
Una alerta para la era digital
El caso Sister Hong reabre preguntas clave:
¿Qué tan vulnerables somos al engaño digital?
¿Cómo protegemos la privacidad íntima en redes sociales?
¿Por qué siguen circulando estos contenidos sin freno?
Especialistas piden más educación sobre consentimiento digital y penas más duras contra la pornografía no consensuada.
Sister Hong no era una influencer: era un estafador con máscara.
Más de 230 hombres fueron grabados sin saberlo.
El caso expone vacíos legales y morales sobre el sexo, el consentimiento y el uso de la tecnología.
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