TDAH: El desafío invisible que afecta a niños, jóvenes y adultos



Por Ezequiel Nova 

En las aulas, en el hogar y en el trabajo, miles de personas enfrentan a diario un trastorno poco comprendido pero ampliamente extendido: el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, conocido como TDAH. Se estima que entre el 5 y el 7% de los niños y alrededor del 3% de los adultos en el mundo viven con este diagnóstico, enfrentando dificultades que van desde la concentración hasta el control de impulsos.

¿Qué es el TDAH?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta principalmente en la infancia, aunque puede persistir hasta la adultez. Se caracteriza por tres síntomas principales: desatención, hiperactividad e impulsividad. No todos los pacientes presentan los tres síntomas al mismo nivel; por eso, existen tres tipos de TDAH: predominio inatento, predominio hiperactivo-impulsivo y combinado.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el TDAH no solo impacta el rendimiento académico, sino también las relaciones sociales y familiares. Es frecuente que las personas afectadas sean etiquetadas como "perezosas", "desorganizadas" o "problemáticas", cuando en realidad enfrentan una condición médica compleja.

Historias que visibilizan

María López, madre de un niño diagnosticado a los 7 años, cuenta que el camino hasta obtener un diagnóstico fue largo. “Los profesores pensaban que era malcriado. Yo también me sentía frustrada, hasta que entendí que no era cuestión de voluntad, sino de comprensión y apoyo”.

Como ella, muchas familias enfrentan estigmas y desinformación. El diagnóstico temprano, la intervención psicopedagógica y, en algunos casos, la medicación, pueden marcar una diferencia profunda en la vida de estos niños y adolescentes.

TDAH en la adultez: el gran desconocido

Aunque suele asociarse a la infancia, el TDAH no siempre desaparece con los años. En adultos, puede manifestarse como dificultad para concentrarse en tareas laborales, olvidos frecuentes, impulsividad o problemas para organizarse. A menudo se confunde con estrés, ansiedad o depresión.

Andrés Salgado, psicólogo clínico, explica: “Muchos adultos llegan a consulta después de años de luchar con su autoestima y productividad. Cuando finalmente se identifican los síntomas del TDAH, sienten alivio, porque comprenden que no son ‘flojos’ ni ‘ineficientes’, sino que necesitan herramientas específicas para gestionar su funcionamiento cognitivo”.

Tratamiento y esperanza

El tratamiento del TDAH suele incluir una combinación de terapia psicológica, acompañamiento escolar y, en ciertos casos, medicación como los estimulantes. También se recomienda el entrenamiento en habilidades sociales y técnicas de organización.

La clave está en un enfoque multidisciplinario, adaptado a cada etapa de la vida. La intervención temprana puede prevenir el fracaso escolar, la baja autoestima y, en algunos casos, el desarrollo de trastornos asociados como la ansiedad o la depresión.

El papel de la sociedad

Especialistas coinciden en que la sociedad aún tiene una deuda pendiente con las personas con TDAH. Se requiere mayor formación docente, políticas de inclusión educativa y laboral, y campañas de concienciación pública.

“Reconocer el TDAH como una condición neurodiversa y no como un problema de conducta es fundamental”, concluye Salgado. “Con empatía, información y recursos adecuados, podemos transformar vidas”.

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